La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) vivió un día sin incidentes relacionados con amenazas de bomba o desalojos violentos, tres semanas después del asesinato de un estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur. Sin embargo, la Facultad de Medicina fue testigo de una tentativa de toma violenta por parte de un grupo de personas encapuchadas que se negaban a dialogar con la dirección.
Según informes oficiales, el grupo de aproximadamente 30 personas intentó tomar las instalaciones de la Facultad de Medicina con violencia, lo que generó una situación tensa en el campus. La mayoría de los involucrados no tienen relación alguna con la comunidad universitaria, lo que sugiere que este episodio puede estar relacionado con grupos externos que buscan crear desorden en el entorno académico.
Aunque la tentativa de toma fue rechazada por la dirección y los estudiantes de la Facultad de Medicina, algunos miembros del grupo supuestamente abandonaron las instalaciones después del incidente. No se han reportado lesiones ni detenciones en el contexto de este evento.
El asesinato del estudiante del CCH Sur, que ocurrió hace tres semanas, ha generado una gran preocupación y tristeza dentro de la comunidad universitaria. La UNAM había experimentado una serie de incidentes violentos y amenazas de bomba en los días siguientes al asesinato, lo que generó una atmósfera de inseguridad y temor entre los estudiantes y el personal.
A pesar de este episodio violento, la Facultad de Medicina ha continuado funcionando normalmente y muchos estudiantes han manifestado su deseo de no permitir que el miedo y la inseguridad dominen sus vidas. «No podemos dejar que el miedo nos controle», dijo una estudiante que prefirió mantenerse anonyma. «Necesitamos mantener nuestra libertad de expresión y nuestro derecho a la educación».
La dirección de la UNAM ha prometido apoyar a los estudiantes y garantizar su seguridad en las instalaciones. Sin embargo, muchos estudiantes sienten que la universidad necesita hacer más para prevenir incidentes como este y proteger a sus miembros. «La UNAM necesita ser más proactiva en cuanto a la seguridad», dijo otro estudiante. «Necesitamos sentirnos seguros en nuestro entorno académico».
A medida que la Universidad Nacional Autónoma de México continúa enfrentando desafíos y amenazas, es importante recordar que la educación es un derecho fundamental que debe ser protegido y garantizado. Es hora de que la UNAM toma medidas efectivas para prevenir incidentes violentos y garantizar la seguridad de sus estudiantes y personal.